En este tiempo en el que no hay noticias de Carnaval, voy a entretener a los lectores incondicionales de este blog con unos trabajos que estoy publicando en prensa como anticipo al libro que quiero presentar el próximo 18 de noviembre (D. m.). Espero que os agraden.
LOS CASINOS UBETENSES
Serían
los dirigentes de estos centros los pioneros en promover
los bailes de sociedad y bailes de máscaras.
A mediados del s. XIX
(1847) la aristocracia local, fundó en Úbeda el primer casino llamado “Casino
Ubetense” (porque sólo había uno), ubicado en la calle Compañía, justo en el
edificio donde se levantara la ermita de Santa Catalina de los jesuitas. Como
la fundó la clase social de más abolengo, fue reconocido por el vulgo como el
“Casino de los Señores”, siendo su primer presidente el Excmo. Sr. Conde
Landrés. En la primera década del siglo XX fue trasladado a la calle Real nº 29.
Decayó esta entidad a comienzo de la década de los 30 (s. XX), influenciada con
certeza por el auge de los republicanos y la implantación de la II República.
Fue su último presidente José Barrios Cuadra. Se sabe que después de guerra y
durante un corto espacio de tiempo estuvo operativo, pero sin la relevancia de
otro tiempo. En 1941 el local fue alquilado al sastre Sebastián Hurtado García.
Años
después y también con los movimientos republicanos, nació otro más popular
actuando como contratipo del primero al que bautizaron -como no podía ser de
otra manera- con el nombre de “Casino Federal” conocido como “Casino
Republicano”. Este tuvo su sede en una amplia casa de la calle Juan Pasquau
(Torre del Conde). Fue en ese momento cuando al primero le es denominado
también como el “Casino Antiguo”, reivindicando de esta manera su rango y para
diferenciarlo del que apareció después.
Cuando
desapareció el “Republicano”, medio centenar de sus socios fundaron en 1875 uno
nuevo llamado “Círculo de Artesanos Local”. Un año después y en el mes de mayo,
la sede social fue trasladada a un caserón de la calle Corredera propiedad de
Cayetano Granadino al que se le compró por 35.000 pts. Fue su primer presidente
don Antonio Cuadra Osma. Esta sociedad se hizo grande y fuerte, dado que dentro
de la misma sede surgió también la “Unión Ubetense” y ambas compañías
compuestas por los mismos socios se unieron en 1883 conformando “La Unión
Ubetense de Artesanos”. Decidieron modificar y ampliar sus instalaciones, por
lo que acometieron unas importantísimas obras que se vieron consumadas en 1884
la fachada, en 1885 la estructura del edificio, el salón de la primera planta
en 1886 y la obra interior de la planta baja en 1888. A lo largo de su vida
como tal, en este edificio han convivido varias sociedades que han ido
configurándose y cambiando de nombre. Fue el más espectacular de todos y entre
las muchas actividades que se hicieron en él también se representaron obras de
teatro y se proyectó cine. La suntuosa biblioteca estuvo en los bajos de la
torre del homenaje de la muralla colindante.
En
la calle Real nº 16-18 y en el amplio café que regentaba Segundo Mas Espejo
(casado con Margarita Shinlley), se instauró una nueva sociedad llamada Círculo
Mercantil e Industrial y empezó a funcionar a comienzo de los años 20 (s. XX).
Unos años después, para más señas en marzo de 1925, se trasladó esta nueva
asociación a las estancias del Casino de la Corredera que tomó en alquiler.
Todo apunta a que las sociedades que anteriormente estaban establecidas en este
edificio desaparecieron o fueron absorbidas por el Círculo Mercantil que estaba
en alza. Durante la contienda en él se ubicó el cuartel miliciano. Pasado el
tiempo del conflicto bélico, quiso recuperar el antiguo esplendor con
celebraciones sociales e incluso algunos bailes, entre ellos de máscaras. A
finales de los 40 vino en decadencia y el Banco Hispano Americano se interesó
por este edificio y a comienzo de los 50 ya estaba aquí instalado. En
contraprestación a unas acciones que tenía el consistorio, la escalera de
mármol del casino fue cedida e instalada en el actual Ayuntamiento. Con las
fusiones posteriores se llamó Central-Hispano y en los últimos tiempos Banco de
Santander. Serían los dirigentes de estos centros los pioneros en promover los
bailes de sociedad y bailes de máscaras.
El
recordado Juan Pasquau escribía estas palabras para definir lo que para él era
un casino: “El ocio del casino
decimonónico era “ilustrado” y surgían las bibliotecas donde salían tremendos
intelectuales. Otras veces, eran, los del casino, ocios pillos, podridos de
murmuración, juego y lujuria donde se concertaban mancebías y se jugaban los
cortijos”.
En
los años 60 se fundaron en Úbeda dos sociedades de recreo al estilo de los antiguos
casinos pero se desechó ese término por sus rancias reminiscencias y se optó
por emplear el vocablo más de la época, como club, entre ellos estaban el
desaparecido Club 61 y el Club Diana que aún subsiste.
JASA
1 comentario:
excelente trabajo JASA
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