Pareja disfrazada en el Café Daniel
EL
CAFÉ DANIEL
Este café tuvo dos
etapas: la de anteguerra y la de posguerra, la de Daniel Tera (su fundador) y
la de sus sucesores. Daniel Tera Martínez era natural de Navas de San Juan,
aunque sus ascendientes procedían de Calabria (Italia), según cuenta nuestro
nonagenario Jerónimo Maeso. Ya en 1913 hay noticas de su presencia en Úbeda
dado que aquí tenía un taller de calderería, posiblemente en la calle Tesillo
de Monjas (Sagasta). Casó con Teresa Sáez Cabezas
con la que no tuvo descendencia. Llegó a tener varias propiedades, siendo en la
casa de la calle Gradas donde fijó su residencia. Los que le conocieron decían
de él que no tenía mucha cultura, pero para los negocios era un lince. Le
gustaba la juerga y su estampa así lo delataba, pero también tenía un gran corazón.
A finales de los 20 comienzo de los 30 (s. XX) ya hay noticias del Café Daniel
y sus bailes siendo de máscaras los de Carnaval, una fiesta que también le
atraía y en la que participó activamente en alguna ocasión, tanto en la calle
como -por descontado- en los bailes.
En la calle Gradas nº 6 y hacia 1920, Daniel levantó un
café-teatro y un bar en lo que antes fue un molino aceitero perteneciente a
Rafael Navajas. Sabemos que Daniel estuvo regentando otro café en la calle Real
que luego traspasó a Segundo Mas. Posteriormente también traspasaría el café La
Mezquita de la plaza de Toledo a Pedro Aranda que luego llegaría a Fernando
Victoria López. Daniel tenía un sueño, que era conectar su salón-café con la
citada plaza, pero no lo consiguió aunque sí logró hacerlo con la calle Mesones
nº 9 en el año 1929 al adquirir una casa que con ella se comunicaba. Así bien,
por este nuevo lado montó el Café Bar Tera que comunicó con el salón que tenía
su entrada primitiva por la calle Gradas y donde había instalado un pequeño bar
llamado La Alhambra; todo quedó unido después de una gran remodelación a
comienzo de los años 30. En épocas concretas, como Navidad y Carnaval, Daniel
alquilaba a algunos empresarios el salón-café para llevar a cabo sus fiestas y
bailes. Tras su fallecimiento acaecido el 22 de enero de 1941 cuando contaba 67
años de edad, su viuda lo arrendó a Andrés Bernabeu y posteriormente a los
hermanos Sebastián y Diego Fernández Sánchez. Luego, por herencia, llegó a
manos de dos resobrinos de su mujer, Tomás Aparicio Villena (hijo de su sobrino
Tomás Aparicio Sáez) y de Tomás del Valle Aparicio (hijo de Dulce Aparicio
Sáez) conociéndoseles por su talla (el grande y el chico) o como “Los Tomases”.
Años después y tras sufrir un embargo tuvieron que desvincular el Café Daniel
con el Bar Tera, por lo que la parte de abajo fue adquirida por sus
arrendatarios en 200.000 pts. Sabemos que durante bastantes meses también fue
gestionado por Tomás Fernández “Tadeo”. Tanto unos como otros, siempre
mantuvieron el nombre de Café Daniel, junto con sus actuaciones y bailes, entre
ellos los de máscaras y con ese esplendor se mantuvo hasta final de los años
50. A partir de esta fecha en la planta de abajo quedó como restaurante en
manos de Fausto Sánchez y los salones de la planta arriba los explotaba José
Salido para celebraciones sociales. A finales de los 50 la parte de abajo
-donde se encontraba el café-teatro- se destinó a salón recreativo regentado
por José Mª López Ruiz que los mantuvo hasta comienzo de los años 90. El coqueto
bar que daba a la calle Gradas, fue alquilado a Baldomero Padilla, un taxista
que montó aquí su primer bar y lo rebautizó con el nombre de El Taxi (1966).
Este bar está cerrado desde hace varias décadas y aún se mantiene en pie, sin
embargo el salón se encuentra en ruinas y es propiedad del constructor “El
Cypry”.
En
cuanto al Bar Tera de la calle Mesones, sabemos que lo regentaron y explotaron
los dos “Tomases” desde el 1955 y ambos se iban alternando como gerentes cada
cuatro años, dado que comenzó siendo titular Tomás del Valle el “Chico” y en
1959 pasó a Tomás Aparicio el “Grande”. Este añorado Café Bar Tera sobrevivió
hasta comienzo de los años 80 en que fue vendido a Miguel Fernández Tallante
para poner una zapatería y ahora ocupa su lugar un establecimiento de ropa.
En el año 2003, la comparsa femenina quiso hacerle un
homenaje adoptando su nombre y evocándolo en algunas de sus coplillas.
*
Extraído del libro en preparación HISTORIA DEL CARNAVAL EN ÚBEDA.
JASA
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