Sabemos de buena tinta que el sábado de la despedida del carnaval, la mayoría de los cuerpos estaban entregados después de vivir intensamente nueve días a tope. Así pues vimos a algunos que al rayar la media noche ya se iban a sus aposentos cobijados tras sus disfraz para guarecerse de la lluvia. Otros más frescos aguantaron hasta las cinco de la mañana en los Salones Condestable que estaba a tope de gente joven y algunos carrozas entre los que se encontraba este corresponsal que al final también acabó desmadrándose, como la mayoría de los que estaban allí. Y hubo otros que al llegar a la casa -ya amanecido- empapados por dentro y por fuera, desalojaron el interior porque ya no les cabía más. Valgan estas fotos para ilustrar lo que decimos, aunque hay otras que quedan censuradas. Desmadre total para despedir el Carnaval.
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